¿Como se puede prevenir una enfermedad para la cual nuestra predisposición genética nos dice que la vamos o podríamos tener a tener?
Si bien esta predisposición genética, a priori, parece escapar de nuestro control y no puede ser modificado a voluntad, estudios recientes1–4 han puesto de manifiesto que ciertos aspectos de nuestro estilo de vida (incluyendo nuestros hábitos alimenticios, de comportamiento, de actividad física o de consumo de alcohol o tabaco) tienen una marcada influencia sobre cómo se comportan nuestros genes. Dicho en otras palabras, podemos cambiar cómo se expresan nuestros genes a través de los hábitos que configuran nuestro estilo de vida.
La epigenética nos ayuda a explicar cómo nuestros hábitos y el ambiente que nos rodea pueden modular la forma en que nuestros genes se comportan, dando una visión más completa de los factores que aumentan el riesgo de sufrir determinadas enfermedades. Durante muchos años hemos dado poca importancia al daño que nuestros malos hábitos nos causaban, ya que dudábamos de su influencia y pensábamos que únicamente afectaban a nuestra propia salud. Creíamos que nuestros hijos nacerían con una genética libre de toda huella. Sin embargo, ahora hemos aprendido que esto no es así y que los cambios epigenéticos existen y pueden transmitirse de generación en generación.
Por ello, el estilo de vida que decidamos seguir hoy afectará, no solamente a nosotros mismos sino también a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Cada uno de nosotros tenemos en nuestras manos la posibilidad de optar por hábitos saludables que influyan positivamente sobre nuestra salud y sobre la de generaciones venideras, tenemos control sobre nuestro estado de salud, ¡aprovechemos la oportunidad!
BIBLIOGRAFIA